
Sophie llegaba tarde otra vez. Siempre lo hacía. Emily se puso a leer el periódico que había sobre la mesa. Contó las mesas y los comensales que había en cada una. Memorizó los precios de la carta. Contó siete cambios de color en el semáforo.
Finalmente, tras el tercer café, Sophie llegó:
-Lo siento, lo siento, lo siento,... el trafico era horroroso. Dejame ver la carta y ya pedimos.
-No te hace falta, me la sé de memoria, hay...
1 comentario:
Llegar tarde...creo q si no llegasemos tarde no seriamos nosotras...aunq para desastre yo, que llego tarde a todas partes. Y no es porq me tarde en arreglarme...si es q ni me peino. Creo q me viene de familia...
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