Cecilia


Querida Cecilia:

Supongo que te sorprenderá bastante recibir esta carta. Hacía mucho que no sabía nada de tí, pero el otro día encontré entre las cajas de la mudanza unas fotos del verano del 95, cuando aún tenías el pelo largo y lleno de bucles.


Nueva York es más grande de lo que pensaba. La gente siempre va con prisas, pero ya he conocido a gente en el café donde desayuno. Ya hice todo lo que un turista debe hacer y ahora creo que ya empiezo a ser un ciudadano más.


Puede que te preguntes porque me fui así, tan de repente, sin darte explicaciones. Lo cierto es que te quiero, Cecilia. Sentí que, cuando empezamos a salir, mi vida era completa. Pero después me di cuenta de que te quería, te quiero tanto que me dolía. Sufría por no hacerte feliz, lo suficientemente feliz. Por haberme casado contigo y haber sido incapaz de ser un buen marido y darte hijos. Te quería tanto y sentía tan profundamente no hacer que tu vida, que nuestra vida fuese completa. No eras feliz. Y yo lo veía y me carcomía por dentro...


Por eso puse un océano por medio, Cecilia, para olvidarte.Pero eres inolvidable. Sueño contigo y te quiero tanto que no puedo poner el despertador. Esta no es una carta de disculpa. No creo que pueda disculparme, ni tampoco que aceptes mis disculpas. Sólo quería que supieras lo que pasó desde el punto de vista de tu ex-marido.
Espero que no respondas a esta carta. Guárdala, quémala, haz monigotes con ella... pero no respondas. Por favor, no quiero tener más recuerdos tuyos. Me dolería demasiado.


Te quiero,
Joseph

P.D: te envío la carta al teatro porque se que prácticamente vives en él. Espero que tu próxima representación sea muy existosa, y que llenéis el London Theatre.

1 comentario:

Shopaholic dijo...

Me ha encantado la historia de Cecilia y Joseph!!

Un besazo!